Felicidad incondicional
Boletín de Piscis II | Por
Yehuda Berg
Para una persona es muy fácil
ser espiritual cuando todo va bien en su vida. No es hasta que el estrés
muestra su verdadera cara en forma de complicaciones médicas, dificultades
financieras o problemas amorosos que nos damos cuenta de que es más fácil
hablar sobre “ser espiritual” que serlo. De repente se hace más difícil actuar
con dignidad humana, tener certeza en que todo viene del Creador y apreciar lo
bueno en nuestra vida en lugar de concentrarnos en lo malo.
De hecho, durante estos
momentos tan difíciles es cuando usualmente comenzamos a poner en duda si esto
de la espiritualidad funciona para algo. A veces, según la intensidad de la
dificultad, podríamos hasta dudar de la existencia de Dios. Este tipo de
pensamiento lleva a la depresión, una característica común de Piscis, signo que
nos está influenciando a todos en este momento en el calendario lunar.
Al mismo tiempo, los
kabbalistas enseñan que el mes de Piscis es conocido como la conexión con
alegría y felicidad. ¿Cómo puede ser que un signo conocido por no ser
precisamente feliz es nuestra conexión espiritual con la gran dicha?
En el Centro de Kabbalaha aprendemos
que no hay que confundir alegría con placer. El placer es algo que generalmente
encontramos fuera de nosotros, mientras que la felicidad la encontramos en
nuestro interior. La felicidad verdadera es un estado espiritual del ser que no
tiene condiciones. No duda frente a las dificultades, no es perturbada, ni se
deja llevar por los acontecimientos del mundo físico. La felicidad es la
certeza interna de que todo lo que vivo viene del Creador. Puede que no lo
entienda, pero sé que está aquí para ayudarme a ser cada vez mejor.
El verdadero desafío para una
persona espiritual es cuando los acontecimientos se complican. Esas son las
oportunidades que tenemos para hacer un buen uso de toda la sabiduría que hemos
aprendido. Lo que nos define como seres espirituales no es la manera en la que
pensamos o actuamos cuando las cosas van bien, sino cómo actuamos cuando parece
que todo a nuestro alrededor se desmorona.
Como enseña mi madre, Karen
Berg, “Un carbón se convierte en diamante sólo cuando es puesto bajo gran
presión”.
En este mes, todos tendremos
una oportunidad para conectarnos con la energía de la felicidad incondicional
y, dicha oportunidad, vendrá en forma de desafíos que debemos enfrentar, ya
sean grandes o pequeños.
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